jueves, 15 de agosto de 2019

No todo son ruinas, hay sitios con casas enteras!

Tantos días viendo ruinas había cogido miedo de que esta gente no supiese construir una casa que se aguantara en pie! Pero por fin hemos abandonado la selva para ir a ciudades normales: Puebla y San Miguel de Allende.

Puebla nos gustó mucho, probablemente lo que más junto con Holbox. Sitio agradable para pasear, con buena temperatura y donde ves gente local (es turístico, pero no es Yucatán, y ves un México más real pero sin pasar miedo).


















Y luego está San Miguel de Allende, patrimonio de la humanidad, un regalo que México le hace al mundo, bla, bla, bla. Nada, totalmente prescindible. Si sois los típicos que os gusta todo, os gustará. Si tenéis una cierta exigencia, no vayáis. No es feo, pero las horas de bus no compensan. Me recuerda un poco a Valldemossa, muy famoso pero si te da por andar 10 minutos seguidos te sales del pueblo (por no decir que Fornalutx le come la tostada muy fácil).


Marta comiendo comida típica
Mexicana, jajaja



Lo mejor del pueblo con diferencia


Es lo que pasa cuando un
pueblo no da para más,
que le haces fotos a la fruta
Hobby limpio e higiénico

Por último, dar mi punto de vista sobre los abejas Mayas éstos que hemos estado visitando estos días. La verdad, no entiendo porque los idolatramos tanto. Hay sitios más bonitos en el mundo como para escoger vivir rodeados de serpientes y mosquitos (hace 2000 años el metro cuadrado en Cozumel no iba tan caro!). Todas las construcciones son incómodas para subir y bajar (abejita, ponle una rampa para cuando vuelves con el carrito del súper). Y pintar... creo que puedo hacer dibujos mejores cogiendo los lápices con el pie.

Me da la sensación que hacemos fotos porque todo este rollo tiene mucho años. Pero es como si en el año 4020 hiciesen tours por Portitxol, los guiris parasen en mi casa y el guía les dijese: miraban una cosa rectangular a la que llamaban tele (oooohhh! Foto!). Se comunicaban con un aparato llamado móvil (oooohh! Foto, foto!). Y subían fotos en Instagram, como los mayas que pintaban rocas, pero los colores se conservan mejor (ooohhh! Foto! Foto! Foootooo!!!)


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